Tuesday, December 06, 2005

Miradas.

Algo de imágenes.

Odié.


Me dijiste al encontrarte que él lo había iniciado,
que así sin más, solamente te había besado,
lo primero fue tomar tu dulce mano
y después lo dulce de tus labios.

Odié al saberlo, al no poder evitarlo,
y la ira se apoderó de mi ser completo,
y enfermo de odio me puse a maldecir,
a todo rumbo y al aire, por no poder llorar.

Odié, no sé si a ti, no sé si a él, no sé si a mí,
no sé si a todos en todo el enfermo mundo,
que ahora me alejaba de ti, de tus besos,
ahora compartidos con un extraño.

Deseaba matarlo, deseaba matarte a ti,
porque no comprendía el sentimiento de rabia
e impotencia que me invadía, lleno de celos maldije,
vacío de sentimientos me arrodillé, aturdido y desconsolado.

Odié de amor, odié de desengaño,
odié de miedo y de sueños destrozados
de pena y dolor, de soledad de mañana,
de incertidumbre de hoy, odié por adelantado.

Y con llanto en los ojos me despedí
llena la boca de espuma rabiosa, las manos
de sangre viscosa, el alma de venganza deliciosa,
y te perdí nuevamente al despertar de esta pesadilla sudorosa.


Éste es un nuevo platillo.

En estos días ignominiosos y duraderos que se me van volando,
me he propuesto crear un nuevo platillo, que contenga
sobre todo y sin que predomine gusto ninguno,
cada uno de tus aromas, texturas y sabores.

Tiene una consistencia firme como la de tu piel,
un gusto a carne como el de tu cuerpo delicioso,
pero lo que más sobresale es el dejo ácido de tus
dulcísimas piernas, de la culminación de tus muslos,
que adornados de puntas alargadas, permiten un beso.

Esto nunca antes tan mal llamado una poesía,
en estos nunca tan mal llamados días de ocio,
se parece a un colage de imágenes y sabores,
una mixtura de olores y fragancias aromáticas hormonales,
texturas crocantes como tus tibios labios, y emanaciones
jugosas como tu saliva, que me invaden el cuerpo y las mejillas.

A éste nuevo platillo le pondré tu nombre, que fusiona,
mezcla y recompone los elementos de varias de mis cocinas favoritas,
como tú, que me deleitas cada tras tarde con el soplo delicioso
de tu aliento en mis oídos, tus besos en mis manos,
tu cuerpo sobre mis piernas, que no se cansan de cargarte.

Frutos erógenos que se elevan presurosos, emocionados y palpitantes,
llenos de los jugos hormonales prestos a escapar con un suspiro,
que los lleve hasta mi boca con la ayuda de tus manos guías,
en la búsqueda ciega que me lleve a encontrarte encantada, plácida,
después de mi delicado contacto que te paladea toda.

Las decoraciones que lo hacen ya visualmente apetitoso,
vienen a coronar tu belleza natural, sin disfraces estorbosos
ni salsas de terciopelo que las oculten juguetonas, para mí,
blanco espejo satinado que resalta la miel que hay en tus ojos.

Platillo delicioso que acompaño con un sorbete de besos,
cautivos, mordaces, emotivos, fugaces, todos para tu comparsa
sinfonía de sabores corporales que puedo marinar con un trago
de sueños espumosos, burbujeantes y que tomados fríos
me remontan a las fiestas bacanales, siempre acompañado
de tu aroma a flor de piel, jugosa apetecible manzana de mi discordia.

Monday, December 05, 2005

La importancia de la buena ortografía.


A muchos de todos lados, no importa mucho ni la acentuación, ni el adecuado empleo de las comas o los acentos, pero entre la cima y la sima hay un abismo, entre lástima y lastima hay mucho dolor encarnado y entre solo y sólo hay multitud de elementos, no sólo una tilde. La correcta ortografía ayuda sobre todo a la transmisión ideal y adecuada de la intencionalidad del escritor, demuestra que tanto énfasis ponemos en las palabras empleadas y cuan leídos somos, porque las más de las veces si uno no es buen lector, no será buen escritor.

Un éste demostrativo nada tiene que ver con un este orientador, una valla nada tiene que ver con la dirección de donde se vaya, y nada tiene de excelente una palabra a la que se le omiten sus obvias letras de conformación, porque y por qué no son lo mismo nunca, por más que mas nada podamos hacer por no errar, ya que todos nos equivocamos, pero está el empeño de enmendar los errores que ignominiosos nos muestran nuestra pobreza, y peor aún, acostumbran al error a nuestros atentos lectores, la forma se ve alterada por un fondo que no se transmite como debiera, y de eso se trata todo esto, de transmitir ideas, fraguar pensamientos con los cuales alguien se pueda identificar, no sólo se trata de desahogarse si se está solo.

Cuando escribimos con horrores de ortografía contaminamos y contagiamos de nuestra falta de sapiencia a los demás, vulgarizamos nuestro hermoso lenguaje y con el perdón de los que opinen lo contrario, nos perjudicamos también a nosotros mismos, todos cometemos errores, aun en la situación más precaria, pero encontraremos que un poco de ayuda y conciencia mejorarían mucho las cosas, porque las gentes es mucha gente que de por sí ya es plural, pero suena bien en una poesía, mas no en un ensayo.

Luchemos contra esos errores o sustituciones fatídicas que evitan la bella transmisión de las ideas y los sentimientos, porque atrofian el intelecto de quien no se esmere por mejorar cada día su obra literaria, no es un reclamo ni una burla, es una atenta y cordial invitación a no dividirnos en las opiniones encontradas, sino a que a través de la ayuda mutua podamos mejorar nuestro hermoso universo de escritura, por el bien de nuestro entorno, de nuestro delicioso lenguaje y de nuestro idioma.

Fotos varias.




Mmmm.