Wednesday, November 09, 2005

Breve historia de un final eterno.

Un beso que esquivo flota hasta tu mejilla,
la tarde en alborada que está anunciando un adios,
unas manos que se sueltan y nuestros dedos
que nunca estuvieron tan tristes de estar solos.

Dos plabras que te corresponden hablando por los dos,
tu mirada que me evita, unos pasos que se alejan y mi voz,
que se rompe en el silencio dejando lluvia tras mis pasos.

Tus recuerdos y el sonido de mi roto corazón,
este amor que terminó, en aquella despedida y el final,
el frío a mi alrededor, la falta de tu abrazo y algo
que me dice que esta vez es para siempre y mi dolor.

Mi piel que se volvió de piedra y yo estupefacto
que no atino a reaccionar sólo te dejo marchar,
y miro mis manos solas, con tu regalo en una de ellas...

Tu cuerpo que se esfuma, las locas ideas del error,
la lluvia que acompaña a mi dolor mientras se condensa,
el sentimiento destrozado, y la pregunta
que aún flota en el gris otoño, de si algún día volveras.